30 julio 2012

Gato de noche, pájaro negro de día...

El felino más audaz que he conocido cuando la luna decide salir con su cara redonda y brillante, cuando las estrellas quieren hablar al mirarlas, cuando quieren huir y caer, desvanecerse... Pájaro al mirarte con mirada de águila, y soñar cuando todos están en la jodida realidad, luchar cuando no hay ganas ni porques o porquien. Eres así de real que te vuelves invisible y dejas de existir. Sin acudir a ti intento recurrir entre marañas que no conoces y yo no aprendo. Un ligero paseo siendo gato salvaje, por la tierra te mueves sigiloso, observador pasivo, cuanto sabes y aún queda más, tan desconocido me eres como yo para ti. Ave de vuelo alto, cuanto entiendes, desde la inmensidad de tu altura ves lo que otros no, pero todo te es tan pequeño e insignificante que no crees encontrar nada que vaya contigo y te desesperas. Rata muerta de alcantarilla que no tiene escapatoria, y no eliges comértela, sino salvarla. Porque así eres tu... tan extraño como el pan de Francia... Querida París, como me faltas, tu aroma a bollería al amanecer, la gente bohemia de todas sus calles, música de encanto y hadas paseando por todas partes. Hablemos del tiempo, no de las horas, sino de Londres y su lluvia diaria... tan refrescante para algunos, como molesta para otros, sin embargo, a mi me embaucaba su dulce olor... mojado y humedad, hierba verde. Y luego estás tú histórica que se mantiene, edificios increíbles con historias inimaginables, una magia de dragones... Italia, mi viaje por la toscana deberá esperar a alguien tan especial como tú. Tanto me han dado, que ya quiero dar la vida por ellos.

10 julio 2012

Mientras todos huyen...

Él se mantiene aquí quietecito, a la espera de una pizca de esperanza que le haga salir al exterior. Me di cuenta de que no debo seguir a los demás y que lo que echo de menos no es a ti ni a ellos, sino a ellas, no las de aquí. Y al ver como el destino decide jugar con mis amistades decido arriesgarme y no tener en cuenta el dinero, sino la posibilidad de que ellas harían lo mismo por mi, y lo harán, en un futuro que espero sea mejor. Que os veo y me veo, eso que jamás encontré en todos mis viajes, vosotras, las que me hacíais olvidar todos los problemas y arriesgar en las oportunidades, las que me regalasteis sin esperar nada a cambio y las que me acompañasteis, las que me sorprendisteis como ninguno a sabido hacer, sin críticas ni replicas, sólo vuestra música y el compartir experiencias, increíbles. Alabando lo que encontró se marchó a seguir su corazón, no el deber, y hoy le apetecía estar aquí, y mañana allí. Acentuando lo que no llevaba tilde e ignorando el tiempo inventado por los humanos, y sabiendo lo que es la muerte y conociendo su llegada, aún así lo decidió, él sólo quería vivir y seguir viviendo, mientras ella prefería su rutina de una pequeña porción de vida. Él tanto le apetecía descubrir el arte escondido en su ser... Que a todo lo posible decía que sí, se movía como una lombriz, como un incontinente, como un hiperactivo con miles de sueños aún por cumplir y simplemente, con la aventura en su corazón de encontrar lo que aún no sabía. Se señaló un ojo y lo llamó alucinación, a su cerebro le nombró sueños y a su boca beso.. y en su nariz, una flor. Después de esto se cambiaron las tuercas de los coches y él pasó a ser ella y ella pasó a ser él...

06 julio 2012

Por conocer a cuantos se marginan...

La encontré marginada, en aquel rincón de su cerebro entremetida entre colchones y almohadas. Su mente se expandía por extremos paralelos que tenían una lógica irreversible. Colores desde fluorescentes hasta azules, verdes y negros oscuros. Nada y todo. El blanco es lo que no solía abundar. Le gustaba pensar y pensar y dar vueltas manteniéndose en su esquinita. Vivía bajo el agua como un pez, entre las nubes como un pájaro, intentando vivir del aire, pero necesitaba más, necesitaba su alegría. Obsesionada por la angustia de la incertidumbre intentaba no callarse nada de lo que pasaba por su esquizoide cabeza, y así le iba. Una guitarra que no paraba de tocar su fondo eléctrico. Ella quería romper barreras cada día y no se daba cuenta de que necesitaba las malditas alas para volar, aquellas que vio por primera vez cuando era pequeña en aquel dragón que guiaba a un hada hasta el reino de su imaginación. La aurora, el amanecer, el anochecer, esos colores tan logrados que le invaden día y noche, que le permiten ausentarse hasta su muerte de esta sucia realidad. Y se dio cuenta de que no necesitaba a nadie más, que ella sola se evadía y podía no crecer. Se fijó en su antinaturalismo y anormalidad, para ella un gran progreso, como si de un unicornio se tratase, una especie de ciervo de belleza perfecta para los ojos de unos pocos que podía caminar libremente bajo el bosque protegido por espíritus de la noche: La luna. Ella... allí permanecía aún, y sabía que habría momentos en los que debería dejarse llevar por la sociedad, y no quería, y todos los días terminaba anocheciendo, fuera y dentro. Ese anochecer triste donde la realidad supera la ficción, donde la verdad supera a la imaginación, donde los pensamientos superan las alegrías, donde se imponen esos colores que tanto me gustan, trompeta triste de balada. Verde oscuro fuego, azul oscuro noche, estrellas blanco sin comprender, negro sombras. Evadiéndome  en la mañana, escondiéndome al medio día, aparentando por las tardes y llorando por las noches: rutina cíclica que no lleva al caos. Como te extraño... dichosa locura. Te fuistes a otra ciudad y cambiastes de país. Los elfos te hablan con sus lenguas extrañas y yo quiero aprender contigo, tener tus orejas y tu belleza, tu eternidad. Y tú me hablas todos los días, y me dices que se quiere lo que no se tiene y yo siempre he pensado que si me conformo con lo que tengo me aburriré y la razón vuelve a hablar, esa que se quedó: la ignorancia de la dependencia y el miedo a lo contrario, la angustia por la que luchas y la muerte en tu esquina.