25 octubre 2012

Nudos de esperanzas sin desenlaces

Que cruda es la realidad y que incomprensibles los sucesos. La balanza se equilibra una vez más para aquellos que no tiene con que cumplir sus sueños, allí esta lo que quiero, y para aquellos que se desvanece lo que más desean, allí esta lo que quiero, y aquí están mis oportunidades de cambiar, pero no esta lo que quiero. Perfección exterior, sin cicatrices en la cara y en el interior, en las arterias, en el corazón, miles de heridas que envidian a los que no tienen este caparazón que me hace fuerte y nadie ve, que soy una jodida tortuga a la que se calló la piel, a la que todos toman por débil y afortunada por continuar viviendo en unas condiciones que muchos como yo no podrían, habrían caído. Y sé que piensan así... Disfraz continuo que ya no me logro quitar, debilidad y fortaleza se combinan en un velo de perfección y felicidad aparentes, cuando estos días de lluvia son de llanto. Cuando me veo en la soledad del frío que se viene encima, cuando mis pies y mis manos se congelan y no tengo a nadie con quien hacer de hielo ante el fuego. Sudor. Se me vienen encima los días, y dicen que cuanto más sola te encuentras, más cercana es la muerte, y sólo eso espero. No quiero más frases de envidia o de rencor, de enfados o de desahogos conmigo, que tengo la sensación de que tengo que ser un embudo que traga y traga y que si me desbordo me llamarán loca e ignorante, desagradecida y sin escusas, inventora de arañazos, y suicida compulsiva. Tengo miedo, no quiero ser víctima, no quiero seguir, ni contigo ni sin ti, no sé guiarme y he dejado de tomar decisiones, sólo me dedico a perseguir el pasado y mis sueños, los he robado, ni siquiera son míos, ¿de qué me sirven? Los he cogido de una secuencia de imágenes que formaban miles de películas y me los he introducido en el cerebro, a la espera de un amor eterno, de una independencia feliz, de una rutina que no lo será como tal, de días lluviosos, nevados, de otoño, de primavera y de verano en el mar, ese mar que hoy lloraba lágrimas negras de soledad, acompañándome en mi danza nocturna de arrepentimiento, una vez más, de la existencia, del hecho de seguir aquí, sigo echando raíces con un árbol al que no le salen hojas que se aprecien, un árbol que en otoño no se renueva, ni se vuelve de distintos colores llamativos y preciosos, un árbol que hace tiempo dejó de echar frutos comestibles y hermosos, y que lo único que crece en él es el horror de la vida, la miseria y la desolación, los pensamientos de las gentes, y creencias de tristeza. Donde se quiere morir de sobredosis de chocolate blanco, de helado bolognes, de pizza napolitana, de café di roma... Donde no hay misión, pues la que quería se ha esfumado, escalar la cima de Tíbet, perderme entre budistas, y tocar el piano...

Dicen que los días se acaban en un momento u en otro, que cuanto más sabes más cerca tienes el fin, que cuanto más cariño tienes a tu alrededor, mejor ves el horizonte entre el mar y el cielo...

Aún me queda mucho, esperando la desesperanza.

V.-

15 octubre 2012

Deshojando árboles

Soy ese otoño que me has decidido robar, y ahora tu rostro se desfigura mientras revives tu estúpido pasado, y yo al vals de una sombra decido danzar a tu alrededor como loba en furia deseando desgarrar. Dolor en las encías y velos negros que ocultan lo que mis ojos escupen a bocanada abierta, y gritan, gritan más que nunca y quieren saltar al vacío y superar lo insuperable, y realizar lo imposible, y morir en el intento para no tenerse que levantar. Mientras el monstruo de debajo de mi cama, el que conoce todos mis secretos, avanza veloz para intentar comerme de nuevo, tu te adentras e intentas vencerlo, no como guerrero, sino como héroe intocable que sólo quiere un renombre. Y dejo caer el pañuelo y quiero verte vencido. No me digas que no es horror lo que retumban estas palabras que intentan salir de la tumba que esta dentro de ese panteón que creaste en tu imaginación a la oscuridad de tu habitación pensando en telarañas y en la soledad, decido presentarte todo lo que creías indeciso, incertidumbre real. Incredibilidad de tus pensamientos en un infierno que jamás visitaste. Las paredes nos van a engullir como gruñidos del desierto, ecos indestructibles en cuevas de murciélagos y vampiros que son ajenos a ti y a mi. Quiero, huir. No me dejan tus abrazos que quieren verme bien, relativamente bien, pues la muerte es la sanación, oscuros pensamientos que jamás te dije a la cara cuando estábamos a tiempo de conocer lo que la razón humana esconde . Fuego, pienso quemar este orfanato al que llaman familia, y enseñarme a ver películas que no dicen nada y me aceleran el corazón, pues no encuentras droga ni persona, aventura o anochecer que te haga sentir lo que has logrado así, y quieres más, y yo menos, pues ahora estoy sin ti.  Cambiando la tuerca de mi cabeza, olvido en el kaos llaves del corazón y finjo dejarlas en casa cuando las llevo encima, y finjo llevarlas cuando no están. Y me dicen que es un problema de organización y orientación, pero sigo igual, ahora si que tengo adicción a la expresión del arte de lo de mi interior. Y cuando los dedos tocan un piano imaginario que se deja aparentar ver a través de letras que el ser humano decidió limitar a sonidos que fingen tener sentido. Mi alma sale como poderes de MAGIA de bruja, de llanto de DRAGONES... Lágrimas que se van a unirse a la hierba verde que en estos días comienzan a despertar con el rocío que ahora sale de mi...  Y lo antiguo se vuelve mi lema, y el ruido mi melodía de la rabia, expresión artística y desahogo del tiempo libre: dolor de los ojos oscuros, negros.

Estoy esperando al invierno, sin tener nada.

09 octubre 2012

Me subo a las estrellas y me tiro de cabeza

Astucia infinita que tu superas, cuándo podré sacarte tus sentimientos si son referentes hacia mí, cuándo podré obtener el hilo de tus pensamientos que escupes y no se entienden y malinterpreto... tanta confusión me produce un problema neurológico, un desorden de mis días y de mis ganas, de mi locura y de mi envidia, que ya no sé si estar celosa o sentirme afortunada. Que me tengo que ocultar tras los árboles que llamo tierra, en las hierbas más húmedas y verdes, en los alientos de los que padecen, en los sordos que fingen escuchar y en los mudos que hablan por hablar. Tantas cosas que te cuento, y la confianza del todo, y tanto miedo que siento, pues al contarte lo de dentro te dejo con ventaja, una vez más... Cansada de ser pasatiempo que no pasa y no dejas caducar ni explicas lo que rellenas decido acostar la guitarra de mis adentros para sacar la espada que estaba clavada y concretar los pensamientos. Y en la batalla final decidirás lo que he supuesto, un inconcreto para luego concretar que no has decidido más que el pensar y reaccionar ante los extremos de algo que nos separará un tiempo y luego nos unirá como es rutina en mi vida donde el caos ha dejado de existir por mi desesperación ante lo desconocido.

Lo que más me gusta del otoño es el ruido y la sensación al pisar las hojas... Es inexplicable la cantidad de pensamientos que ese simple gesto me hace soñar, y me inspira aire de tranquilidad y de renovación, un saber que aún me queda tiempo para otro inicio y otro final.

Y al invierno espero no con soledad.