10 octubre 2014

Entre lineas y sin acentos

Hace tiempo me di cuenta que la vida nunca ocurre como planeas, te llevas decepciones a diario sin saber como reaccionar, haciendo que tu camino tome un rumbo diverso, demostrandote lo dura que es la vida y la soledad unida a la independencia. Egoismo. Ese agujero negro vuelve a invadir tu cerebro sin hayar solucion alguna mas que el silencio de la noche oscura sin estrellas. Al tiempo, sin referirme segundos o minutos, te das cuenta de que te hundistes demasiado y porque estabas demasiado alto. Ahora te encuentras en el medio, sin querer preocuparte demasiado, seguramente por tu pasado. Temes y al rato encuentras ese rango de tranquilidad que dura segundos, suficiente como para sacarte una sonrisa y enamorarte algo mas de la vida. Volver a creer en dragones. Sigues esperando otra estrella fugaz a la que cambiar tu suerte. Ultimamente vuelas mucho, cambiando de lugares, siendo dinamica mas de lo usual. El volar ya no es algo especial, sino rutinario y necesario, un habito. Sabes que necesitas el olor del mar, escuchar esa cancion adentrandose en tu cabeza, cerrar los ojos y recordar el pasado, aunque sea solo por un rato, y dejar abrir ese rio que se esconde dentro de ti. Observar ese infinito imaginando que es el equivalente a la vida, a ese instante, hasta que se acaba y tienes que volver la vista a la realidad, aunque sabes que volvera en algun momento. -Siempre llega el momento en el que dejas de dormir con mariposas y llegan los lobos-. Empiezo a comprender porque me gustan tanto el tiempo de las hojas caidas, cuando pudes andar sobre ellas haciendo melodias, donde los colores se vuelven intensos y diversos, es la tristeza de la vida reflejada, el paso del todo.