09 octubre 2012

Me subo a las estrellas y me tiro de cabeza

Astucia infinita que tu superas, cuándo podré sacarte tus sentimientos si son referentes hacia mí, cuándo podré obtener el hilo de tus pensamientos que escupes y no se entienden y malinterpreto... tanta confusión me produce un problema neurológico, un desorden de mis días y de mis ganas, de mi locura y de mi envidia, que ya no sé si estar celosa o sentirme afortunada. Que me tengo que ocultar tras los árboles que llamo tierra, en las hierbas más húmedas y verdes, en los alientos de los que padecen, en los sordos que fingen escuchar y en los mudos que hablan por hablar. Tantas cosas que te cuento, y la confianza del todo, y tanto miedo que siento, pues al contarte lo de dentro te dejo con ventaja, una vez más... Cansada de ser pasatiempo que no pasa y no dejas caducar ni explicas lo que rellenas decido acostar la guitarra de mis adentros para sacar la espada que estaba clavada y concretar los pensamientos. Y en la batalla final decidirás lo que he supuesto, un inconcreto para luego concretar que no has decidido más que el pensar y reaccionar ante los extremos de algo que nos separará un tiempo y luego nos unirá como es rutina en mi vida donde el caos ha dejado de existir por mi desesperación ante lo desconocido.

Lo que más me gusta del otoño es el ruido y la sensación al pisar las hojas... Es inexplicable la cantidad de pensamientos que ese simple gesto me hace soñar, y me inspira aire de tranquilidad y de renovación, un saber que aún me queda tiempo para otro inicio y otro final.

Y al invierno espero no con soledad.

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