13 mayo 2013

Cuando aún eramos uno...

Tengo sueño..., como me gusta dormir... y pensar que mi vida terminará así, con un sedante permanente, con sueños dentro de otros sueños, y confundiendo la realidad. Incluso con este sentimiento de peso sobre mis párpados. Pensar en ti, y darme cuenta de que se nota algo anormal. Y saber que no quiero esta sensación cerca de mí. Conocerme, tener la idea de que son simples alucinaciones para luego volvérmelo a creer... Estos dialectos que no comprendo, pongamos más peso a la tracción. Que no me importa, que no te sé y quiero. El tiempo no quiere correr hoy, se mantiene sentado a mi lado, y lo escucho, y el me añade otro kilo más...

Imaginarme su olor... tan cerca. Hablábamos de ballenas.

La verdad es como una manta que te deja siempre los pies fríos: la tiras, la extiendes y nunca es suficiente. Y desde que llegamos llorando, hasta que nos vamos muriendo, sólo nos cubre la cara.

Tantas páginas en blanco, y de pronto deciden cubrirse de tinta. Sueño sin sueño.  Me dice el orgullo que es imposible, la experiencia que es arriesgado, la razón que no es adecuado, y el corazón, en cambio, me dice que lo intente.

Que me puedo hacer un vestido con todo lo que he perdido. Guárdate el cencerro y pónselo a otra cabra que a mi no me cabe porque llevo colgando demasiadas llaves de todos los quebrantos.

Y así decir que desde que te has ido... mi sonrisa no es la misma, y no tienen sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario