04 mayo 2013

Pesadillas del mañana.

Me esta consumiendo el miedo, y no sólo a mí, sino a todas aquellas personas que me ayudaron a vencerlo. Ha decidido que ha llegado la hora de la venganza. Quiere robarme la capa de invisibilidad, dejar todos mis misterios al descubierto. Quiere que deje volar mis terrores nocturnos, que desde el cielo sean vistos por el mundo entero. Y lo peor de todo es que lo esta consiguiendo... Porque una sonrisa dibujada no hará que ésta aparezca, porque una estrella pintada en mi ojo no hará que estos brillen de alegría, porque un gorro no fingirá ser una capa de algodón, porque por mucho sol que coja mi cuerpo a lo largo de estos días no hará que mi corazón este más caliente si no estás tú. Los colores de las prendas no entrañan mi felicidad, sino un negro de luto permanente. Y cada instante que me faltas es una lágrima acumulada en el interior de mi sensibilidad, la cual se agranda, y así, llegamos al momento en el que todo me afecta y es una locura vislumbrar los árboles por la noche de camino a casa sola, las nubes y la luna saludando y viendo mi pobre historia fracasar, un rastro de soledad dejo en mis pasos y mi sombra ya esta hecha de agua con sal. La locura ya no existe y la expresión de mi cara es la de una interrogación sin solución alguna, y todos intentan que vuelva a estar como antes, pero no se dan cuenta de que todo ha cambiado, que ya no hay dragón con el que soñar, ni hadas que me den alas para escapar, ni música que me anime sin él, ni espada que me defienda de cualquier bufón. Y mi piano se ha ido de tecla en tecla con un sonido cada vez más alejado. Y el violín ha dejado sus cuerdas romper. Y mis frágiles ojos ahora son ventanas abiertas a cualquier persona que quiera mirarme a la cara y preguntarme por esa pregunta que aparece en mi rostro, por lo mismo que yo me pregunto, todo se ha vuelto tan difícil que empiezo a comprender que nada tiene solución.

Quiero que sea mañana.

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