09 diciembre 2013

Cuando todo era remoto...

De eso que te paras a pensar, miras a tu alrededor, y todo se vuelve insignificante. Estas con personas que apenas conoces de unos meses, has abandonado todo aquello que suponía un tiempo prolongable. Te has largado, fugado, cual estrella. Has huido de aquellos que te conocían por miedo a aburrirles con tus mismas historias, porque te decían, no, si en ti esto es normal, si ya te conocemos, si tu siempre haces esto, lo otro... Ahora la gente cree que son cosas novedosas, y te das cuenta del error de los nuevos, se sorprenden. Y de nuevo, no te entienden. Por la falta de tiempo. No comprenden. Y la persona que esta más cerca tuya es la que sientes más lejos... y no necesitas eso. Como no variante, te vuelves a subir a la nube, creas un campo de tristeza y desesperación en el que nadie de aquí puede entrar, y sólo aceptas a la rutina de estos días. Queriendo variar algo y sin poder hacerlo, demostrando creatividad e ideología, y cayendo, limitado el tiempo. Donde quedó aquel lienzo, esta mi alma escondida, esperando latente a que vuelva, a sentir el tacto del pincel, esparciendo colores, que no son solo eso, pensamientos nostálgicos de un atardecer en el que no había que pensar nada. Te expandes hacia un mundo paralelo, donde las fotografías de un tiempo pasado vuelven a tu cabeza, y hueles la lluvia, sientes la humedad, escuchas las gotas en un charco, los niños riendo... la soledad, que es tranquila. Y la escritura que te lleva a estar bajo un árbol, en un tiempo otoñal pero sin frío, donde el sol aún se deja ver. Mientras se caen las hojas frente a tu mirado obsoleta en un cuaderno, medio escrito, medio pintado, por ti y para ti. Y sólo escuchas los pájaros cantando, las flores intentando sobrevivir, como tú en este universo. Intentas crear algo que no existe y luchas para hacerlo real, pero te das cuenta de que no puedes, porque nadie más realmente quiere, y cuando encuentras a alguien... ya esta tan cansado de intentarlo que se han rendido como solución. Sólo que no entiendo que siga siendo todo tan poco mágico... Que nadie se pare, y sonría, no en respuesta a otra sonrisa, o porque alguien le ha hecho reír, sino porque es capaz de sentir el viento flotando, los olores pasando de un lado a otro, la naturaleza viviendo y compartiendo sin más.

Cualquier instante es bueno para vivir... y para morir.

-El frío se apodera de mis entrañas.-

No hay comentarios:

Publicar un comentario