23 diciembre 2011

De las que tropieza

Putrefacto... analicemos dos contradicciones, cuerpos efímeros llenos de heridas, sangran, exudativas, purulentas, necróticas. Y un chorro de povidona yodada con suero fisiológico. Los puntos se sueltan y se vuelven a coser. Tus besos le dan esperanza, un día más de resistencia. Pero ambos sabemos que tarde o temprano se abrirá de nuevo... Cicatriz sin desbridar. Quisiera cambiar lo predecible, quisiera ganarle la jugada al destino, puta cadena. Ataduras innecesarias, alicates de hierro, poderes sobrenaturales, romperla. Me gustan los lazos, las uniones. Nada oxidado, todo reluciente. Navidad no tan fria y sin tormenta, ¿de qué sirve? JODER. Estan esos días tan oscuros que te invaden y no te dejan delirar. La ayuda de las palomitas y otras sustancias. Y coger un camino equivocado pensando que no lo es, y luego darte cuenta y pensar en su final. Que el silencio que hay entre nosotros pronto quedará en un despertar... Se que tu imágen en mi cabeza será lo que me haga despertarme en mitad de la noche.
Debo de pensarlo mejor, porque si no estas... echaré de menos tus formas. Cajón de los recuerdos, el que llevo a todas partes, ahí estan las mejores fotos, las que nunca ven los demás. Bajo llave para que no se escapen. Helados de chocolate blanco en invierno, tus ideas y las mías. Y me echo para atrás y espero a tu regreso, a tu recivida, a tus pensamientos sin palabras. Susurrame. Otra vez ese juguete que jamás podré tener. Cejas fruncidas. Ando perdida por medio del bosque, esperando como alicia en un banco sentada a que aparezca alguien que me anime pues por mis mejillas corre el agua con sal de un océano interior. Van a parar a la laguna que tengo justo detrás.
Se que las prisas no son buenas, pues te sales de la carretera, excesos y ganas de correr... Pero quiero mil historias contigo y algo en lo que creer. Se que hay que llevar cuidado, pues estrechar cicatrices es el verbo en carne viva. Ya no veo mañanas porque me acuesto a las seis. ¿Cuándo es el momento? como quisiera destruir el tiempo. Cambiar el calendario lunar.
Y sí, soy torpe, me caigo siempre que levanto el vuelo, cuando me confío y me dejo llevar. Sin aprender la lección, pensando en lo diferente, en la existencia, en las opciones, en los sueños, en las realidades, en los posibles...
Bailar con la muerte.

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